Hemos dicho que uno de los pilares de la identidad cultural y social de Andacollo es su religiosidad, específicamente la devoción a la Imagen de la Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, hecho que surge según la tradición, como consecuencia del hallazgo de una Imagen sagrada en estas tierras entre los años 1560 al 1570 y que los naturales del lugar comenzaron a rendirle culto.
Años más tarde, una nueva Imagen de la Virgen viene a consolidar una fe que el pueblo la había hecho suya; Imagen que con el correr de los años fue adquiriendo fama de milagrosa, traspasando incluso las fronteras más allá de la Cordillera de Los Andes, convirtiendo a Andacollo en el principal centro de peregrinación del país y de Sudamérica, donde en los meses de octubre y diciembre de cada año, recibe a miles de devotos que acuden a su Santuario. Es la fe de un pueblo en una Imagen que los atrae y los cautiva, con su rostro dulce, humilde y sencillo; es la fe que se expresa en las romerías caminando día y noche, que al final del camino encuentran el descanso en la esperanza de que sus ruegos, mandas y plegarias son escuchadas.
Entre la leyenda y la Historia
La llegada de los españoles al nuevo continente y por consiguiente, a nuestras tierras junto al mar y la cordillera, es también la llegada de los misioneros católicos y con ellos la presencia del símbolo de la Cruz y de Imágenes Sagradas, como la de la Virgen María o de Santos Patronos.
Los historiadores coinciden en señalar que la Imagen primitiva de la Virgen de Andacollo que habla la tradición y que después desaparece sin que nadie de cuenta de ello, está ligada a la fundación de La Serena en 1544 y sus posterior incendio y destrucción en 1549.
Pues bien, al fundar la ciudad de La Serena, los españoles traerían consigo una Imagen de la Virgen, la que posteriormente sería llevada hasta los cerros de Andacollo huyendo del incendio a causa de la revuelta de los aborígenes venidos del valle de Copiapó y la ocultarían en algún lugar junto a alguna quebrada con el compromiso de volver por ella. Esta sería la Imagen que un natural del lugar la encontró más tarde, hacia los años 1560 a 1570.
No existen datos históricos del hecho, el cómo y las circunstancias del hallazgo, el nombre del natural, o la ubicación del lugar del encuentro. Algunos se aventuran en decir que fue al remover material al lavar oro; otros dicen que se encontró al buscar y partir leña. De esta última narración, se ha divulgado la leyenda que la Imagen recibió un hachazo en la parte posterior de la cabeza.
Los únicos datos históricos fehacientes de la presencia de la Imagen de la Virgen en los cerros de Andacollo, se remontan al año 1580, con la presencia en el pueblo de Juan Gaytán de Mendoza, doctrinario de la Fe Católica, quien construye la primera Capilla para albergar la Imagen Sagrada y recibir la veneración de los naturales del lugar. Otro dato que viene a confirmar este hecho, es el surgimiento en esta misma época, del primer baile religioso que se tenga memoria.
La nueva imagen
una historia de vida y de fe
Un hecho curioso surge en el año 1672, en que la autoridad eclesiástica de la época le cambia el titular a la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario, por la denominación Arcángel San Miguel, lo que hace pensar y concluir a los historiadores e investigadores, que este cambio de nombre se debió a la no existencia de la primitiva Imagen. Qué pasó, ¿dónde fue a parar la Imagen primitiva, en qué año y circunstancia desapareció? Nunca nadie ha podido dar respuestas valederas y con fundamentos a este hecho; ciertamente que se han tejido muchas historias y leyendas al respecto, pero no dejan ser solo historias y leyendas.
Lo cierto y así consta en los anales de la historia, que en el año 1676 asume como Párroco Don Bernardino Álvarez del Tobar, reconocido devoto de la Virgen María, quien se abocó inmediatamente a la tarea de dotar a la Parroquia de una Imagen de la Virgen; ¿qué nos hace pensar este hecho?, que la Parroquia no tenía una Imagen de la madre de Jesús. Por lo que reúne entre los habitantes 24 pesos, con lo cual encarga una nueva Imagen de la Virgen a los prestigiados y mejores artistas talladores de Lima, Perú.
Es así como el primer domingo de octubre de 1676 se bendice la nueva imagen llegada de Lima, por lo que nuevamente la Parroquia pasa a llamarse Nuestra Señora del Rosario de Andacollo. Es la que conocemos hoy y que en los últimos años ha sido restaurada junto al niño que sostiene en sus brazos, gracias al impulso y al gran cariño del Padre Eduardo Huerta Pastén, Rector del Santuario, Misionero Claretiano e Hijo de Andacollo. Con la nueva Imagen comienza una nueva historia de devoción, que se nutre de la experiencia de aquellos que legaron la vivencia y el sentir de una fe sencilla, humilde, expresada en una Imagen que vive igualmente en la memoria y el recuerdo, lo que hace que la nueva historia se vea enriquecida con su tradición y encanto. Desde entonces, los caminos polvorientos de Andacollo se han llenado de un eterno peregrinar de cientos y miles de devotos, que suben a la montaña para encontrarse con esta Imagen tallada en su conjunto en noble madera de cedro, de estilo clásico limeño policromado, de rostro más bien ovalado, de una mirada profunda y tierna, ojos expresivos que penetran el corazón de quien la contempla; el vestido es tallado en el mismo conjunto de la madera, de color rosado y flores de adorno, mientras que el manto es de color azul con estrellas doradas. En sus brazos sostiene la Imagen del niño Dios en el mismo tenor de estilo y que viene a completar la figura de la Patrona del Pueblo, la que generaciones han venerado con cariño y amor. Es la Imagen de María que a partir de 1828 comienza a ser vestida, luciendo de esta manera las joyas, atuendos y regalos de sus devotos. Elementos que se pueden ver, junto a otros cientos de testimonios, en el museo del Santuario, visita obligada para quien llega a conocer el pueblo, su historia, y, por cierto, la Venerada Imagen de Nuestra Señora del Rosario, orgullo de los andacollinos.
En el año 1901, ocurre un hecho memorable en la historia de Andacollo y su venerada Imagen. Es la Coronación con Corona de Oro de la Milagrosa Virgen del Rosario de Andacollo, que por autoridad del Papa León XIII y en merito a los antecedentes y documentos referidos a la Sagrada Imagen de Andacollo presentados por el entonces Obispo de La Serena Monseñor Florencio Fontecilla con ocasión del Concilio Latinoamericano en 1899, se reconoce a la Imagen de Nuestra Señora de Andacollo, como principal objeto de culto y veneración, de fehacientes testimonios de milagros, de reconocida importancia histórica, por lo que se extiende el decreto de Coronación el 15 de junio de 1899; sería la primera imagen de nuestro país para entonces, en recibir tal distinción.
Conocida la noticia por parte del principal impulsor de la Coronación de la Virgen de Andacollo, el Obispo Fontecilla, y antes de regresar a nuestro país, se dirige a la ciudad de París en Francia, para encargar a la prestigiosa casa de Biais, la confección de la Corona.
Los relatos históricos nos hablan de la majestuosidad y solemnidad de aquel glorioso y memorable día del 26 de diciembre de 1901. Cinco Obispos presentes, cerca de un centenar de sacerdotes, miles de peregrinos, numerosos bailes religiosos de chinos, turbantes y danzantes; la comunidad andacollina embanderó sus casas, las más importantes autoridades provinciales y locales se hicieron presentes. Una fiesta inolvidable para quienes tuvieron la dicha de estar presentes en tan memorable ceremonia. Cabe hacer notar que a la entrada de la hoy Basílica, se encuentra una placa recordatoria de aquel feliz momento y en la cual se lee:
¨El XXVI de diciembre de MCMI, Siendo Sumo Pontífice N.Smo. Padre León XIII, Obispo de la Serena, Dr. Florencio Fontecilla, Capellanes del Santuario los RR.PP. Misioneros del Corazón de María, Presidente de la República, Excmo. Sr. Don Germán Riesco, Intendente de la Provincia, Don Juan de Dios Peñafiel, fue coronda canónicamente esta Venerada Imagen, con asistencia de cinco Sres. Obispos e inmensa concurrencia de clero y fieles¨
Recordamos con cariño lo que se vivió en el año 2001 al cumplirse cien años de aquel hecho que permanece en la memoria histórica de nuestro pueblo y su tradición, en que se volvieron a vivir momentos llenos de emoción y sentires entre los habitantes de la comunidad andacollina, como así mismo, en los miles de peregrinos e integrantes de los bailes religiosos presentes en las fiestas de entonces, oportunidad en que por contribución de los propios andacollinos, se confeccionó una nueva corona para la Reina de la Montaña. No podemos dejar de mencionar la experiencia vivida con motivo de la venida de su Santidad el Papa Juan Pablo II a Chile y su visita a la ciudad de la Serena en el año 1987, en que la Imagen de la Virgen de Andacollo, por primera vez en su historia, fue llevada fuera de los límites del pueblo. En el sector de Peñuelas, lugar que une a las ciudades de Coquimbo y La Serena, el Papa Juan Pablo II se arrodillo frente a la Sagrada Imagen y en silencio elevó sus oraciones, una de las imágenes que guardamos con cariño de un hombre de Dios que vino a traer un mensaje de paz, de diálogo y de búsqueda de entendimiento en un momento muy difícil para nuestra patria.
Los Templos
Símbolos del pueblo
Si el orgullo de la comunidad andacollina es tener la histórica Imagen de la Virgen tallada en Cedro, famosa por sus milagros, también lo es por los Templos que albergan las expresiones de fe de miles de peregrinos que llegan al Santuario, y que son verdaderos espacios de intimidad y silencio que guardan las vivencias de la fe de muchas generaciones que han llegado a la montaña de Anta Colla en búsqueda de consuelo a sus esperanzas o para dar gracias por los favores concedidos, o simplemente para estar presentes porque así lo sienten.
Los Templos o Iglesias, verdaderas obras arquitectónicas, declaradas Monumentos Nacionales en 1981, son las primeras imágenes que saltan a la vista de los visitantes cuando llegan al pueblo, después de recorrer y sortear una serpeante cuesta que se empina por sobre los 1.000 metros sobre el nivel del mar, y los acogen cuáles brazos abiertos reciben a los hijos que vienen de lejos.
La Iglesia Chica
Así llamamos los andacollinos al templo antiguo o a la Iglesia Parroquial, donde se desarrollan los oficios religiosos del día y también donde la Imagen de la Virgen tiene su trono habitual presidiendo las celebraciones religiosas propias del quehacer de la Iglesia local.
En la tradición, encontramos antecedentes que nos hablan que la primera capilla en honor a la Virgen de Andacollo, fue construida antes de 1580 por los sacerdotes Don Juan Gaytán de Mendoza, doctrinario del pueblo y Don Juan Jofré; una construcción rústica a base de una empalizada de barro, caña, techada de paja y coirón. Con los años queda transformada en una ¨ramada indecente¨, dicho por Don Bernardino Álvarez del Tobar, quien asume de Párroco titular por allá en el año 1668, tal como consta en los anales de la historia y varios autores recogen este testimonio.
Por lo que, a partir de entonces, se comienza con la edificación de una nueva Iglesia en el mismo lugar que se emplazara la capilla anterior. Un siglo alcanza a durar esta nueva construcción, puesto que, en visita pastoral a la Parroquia de Andacollo del Obispo Don Juan Alday en el año 1766, encuentra la Capilla en muy mal estado, por lo que manda construir una nueva Iglesia. Así en 1772 se comienzan los primeros trabajos, que concluirán 17 años más tarde, en 1789, y cuyas dimensiones son de 40 metros de largo por 7 metros de ancho. Digno de mencionar al respecto, es la imagen de la Iglesia dibujada por el naturalista francés Claudio Gay Mouret en 1836 en su recorrido por Chile y su presencia en Andacollo; que la tradición cultural del arte guarda con celoso sentido del patrimonio arquitectónico de la época.
Los anales de la historia nos indican que en el año 1855 se hicieron reparaciones de considerable importancia, fundamentalmente en las torres, que fueron cambiadas; si nos fijamos en el dibuja de Gay, comparadas con las actuales torres que datan precisamente de esa época, notaremos el cambio. También en la fortificación de las murallas y muros, donde se adosaron fuertes machones de sustentación. Otros cambios de importancia se suceden entre 1925 y 1926, impulsados por el Padre Blas Hernández, a quien la comunidad andacollina recuerda con un especial cariño y gratitud. Los trabajos consistieron en abrir una Capilla lateral, conocida más tarde como la Capilla de los Hombres, de12 metros de fondo por 7 metros de ancho, y a la misma altura de la Iglesia principal. También se abrieron sendos ventanales a los que se les puso hermosos vitrales, se elimino el piso de madera, destacando el trabajo del presbiterio, reemplazándolo por un mosaico de baldosas que hasta el día de hoy se puede observar de gran belleza artística. En la parte posterior, detrás del altar mayor, se encuentra el camarín de la Virgen, al que se accede por un costado de la Iglesia, donde se exhiben los vestidos de gala y joyas con que se viste a la Imagen para sus fiestas, también recuerdos, diplomas, títulos, galvanos, medallas y todo tipo de regalos que los devotos dejan a los pies de la Chinita de Andacollo como cariñosamente le llaman, en gratitud y reconocimiento por los favores concedidos. A un costado, está la llamada Capilla del Indio, por ser este el lugar donde la tradición dice que se encontró la venerada imagen primitiva. Sobre el camarín, en un segundo piso, se encuentra un lugar de Oración, de recogimiento, construido en mármol negro, con vetas de color gris traídos de de las canteras de Almendral, sector la Marquesa, camino al valle de Elqui, cerca de la ciudad de La Serena, resaltan sus columnas de estilo jónico- románico, y los grabados de los misterios del Rosario; es un lugar de intimidad y de encuentro cara a cara con la Sagrada Imagen de la Virgen, pues tiene un mecanismo giratorio del pedestal que la sostiene, la que al tirar de una cuerda, queda mirando hacia el interior del oratorio. Hemos sido testigos de innumerables manifestaciones de profundo sentido de devoción a la Virgen de Andacollo en este lugar, pues nos ha tocado en suerte acompañar a muchos devotos y peregrinos mostrando los diferentes rincones que hablan en todo instante de una historia llena de fe y tradiciones. Cabe hacer notar que en la década de los años 1990 y gracias al impulso de otro Sacerdote andacollino, Misionero Claretiano, Rector del Santuario y Párroco de Andacollo, el querido Padre Haroldo Zepeda Urquieta, se remodeló la zona de la Capilla del Indio con un segundo piso que actualmente alberga en sus vidrieras todas las piezas de oro y plata, como también, el nuevo acceso al museo con parte de la historia de la Congregación Hijos del Corazón de María o Misioneros Claretianos presentes en Andacollo desde 1901, de innumerable testimonios y placas recordatorios de los milagros y favores de la Virgen de Andacollo, de la visita de su Santidad el Papa Juan Pablo II a la ciudad de La Serena, de los 2000 Rosarios conmemorativos del Jubileo del Segundo Milenio de la Historia Cristiana.
La Iglesia Grande
…¨con la finalidad de albergar a los miles de peregrinos que acuden cada año hasta Andacollo para las fiestas de la Virgen, se hace necesario construir un nuevo templo, por cuanto el existente no da a vasto en su capacidad…¨
así justificaba el Obispo de La Serena de la época, la construcción del nuevo templo ante la autoridad pontificia. Realidad que se concretaría tras la bendición de la Nueva Iglesia en la Navidad de 1893, luego de 20 años de construcción y que en la actualidad el pueblo luce como uno de los orgullos de la arquitectura y de la religiosidad popular, más cuando en el año 1993 a cien años de su inauguración, bajo la autoridad del Papa Juan Pablo II es declarada Basílica Menor, es decir, se reconoce a nuestro templo, no solo su importancia arquitectónica que puede albergar a 10.000 personas en su interior, sino también, un privilegiado lugar de tradición, de peregrinación y de manifestación de fe para la Iglesia Universal; privilegio que está reservado solo para algunos templos. En Chile, no son más de diez.
El 25 de diciembre de 1973 se coloca la primera piedra del futuro templo, y contra todo presagio de desaliento, y contra las adversidades del terreno, y contra las dificultades del acarreo de materiales desde el puerto de Coquimbo a más de 55 kilómetros de distancia y de sortear la empinada cuesta sobre los 1000 metros, las obras siguen adelante para concluir en la majestuosidad que conocemos hoy, donde el visitante que viene por vez primera, no deja de maravillarse por tan elocuente construcción o de aquellos que una y otra vez acuden al Santuario, vuelven a emocionarse ante magna construcción, única en su estilo en nuestro país. De estilo Romano-Bizantino, mide 70 metros de largo, por 30 metros de ancho, con cinco naves, su altura interior es de 24 metros, dotada de balcones a cada lado, que en otro tiempo era para presenciar las ceremonias religiosas y que hoy permanecen cerradas por seguridad y preservación del patrimonio. Hermosas columnas interiores de madera con apariencia de mármol le dan una singular belleza. La cúpula mide 45 metros de altura y las torres gemelas se empinan por sobre los 50 metros de altura. Tres puertas frontales talladas presididas por un pórtico de ocho columnas y cuatro puertas laterales configuran la estructura total externa, mientras, que sus paredes son de adobe de más de un metro de ancho, para lo cual los cimientos se excavaron a más de 6 metros de profundidad. Mientras que su exterior está cubierto por planchas de fierro galvanizado, gran parte del material utilizado es madera, vigas de pino Oregón de más de 18 metros de longitud traídas de California, Estados Unidos. Debido a su material altamente combustible, años atrás, en la década de los ochenta, en el período de Párroco y Rector del Santuario del Padre David Gómez Juárez, también Misionero Claretiano, se construyó en el exterior del templo la gruta de la Luz y la Esperanza, un lugar que buscó sacar la costumbre y devoción de encender velas al interior de la Iglesia, como una manera de prevenir posibles incendios, también el desgaste de la madera del piso y preservar así, el patrimonio cultural y de fe del pueblo; hecho que se consiguió amplia pero no totalmente, aún así se reconoce la acción, toda vez que vemos la gran cantidad de velas encendidas en este lugar para las fiestas de octubre y diciembre, respectivamente.
Las fiestas religiosas
El espíritu y la vida del pueblo de Andacollo lo constituyen sus costumbres y tradiciones, también sus fiestas religiosas de octubre y diciembre en honor a su Patrona, la Reina de la Montaña, la Chinita para sus devotos y peregrinos, tan antiguas como el pueblo mismo.
El concepto de fiesta, dice relación con la interrupción de la rutina o la cotidianeidad para poner todos los sentidos y voluntad en celebrar y festejar el motivo de la interrupción. Es justamente lo que se vive en Andacollo en sus días de fiestas; tod gira en torno a las festividades de la Virgen, cualquier otra actividad se interrumpe y todas las voluntades están puestas en la celebración religiosa, en los servicios básicos anexos y complementarios de alimentación, alojamientos, aseo, seguridad, transito, y otros que facilitan la realización de la citada celebración.
Se siente en cada rincón de sus calles y casas el sonar de flautas, tambores, bombos, matracas, trompetas, pitos, y un sinfín de instrumentos que dan vida a un despliegue impresionante de colorido, de danzas, cantos, recitaciones y oraciones que brotan de los más profundo del corazón de quienes llegan a los píes de la Imagen de la Virgen a cumplir las promesas integrando una de las tantas cofradías que año tras año llegan a los cerros de Andacollo. Como así mismo, la presencia de cientos y miles de peregrinos que suben al Santuario en búsqueda de la esperanza de ser acogidos y escuchados en sus ruegos o expresiones de gratitud. O bien de un numeroso contingente de las más variadas actividades comerciales, que encuentran retribución a su esfuerzo, sacrificio y trabajo, rompiendo con la rutina apacible del quehacer del pueblo y su gente. Hay que estar ahí presente viviendo minuto a minuto lo que expresan los peregrinos al llegar al Santuario, después de caminar durante toda la noche o el día y encontrarse con el rostro dulce y acogedor de la Imagen de la Virgen; son sentimientos indescriptibles que simplemente fluyen. Como no emocionarse con las expresiones de los miembros de los bailes religiosos; de aquellos que cargan años de esperanzas, de vida y de tradición. O de los jóvenes llenos de ilusiones y sueños que lo demuestran a través de la fuerza y la vitalidad, danzando a pleno sol.
La Fiesta Chica
En el calendario encontramos el día 7 de octubre consagrado a la celebración de Nuestra Señora del Rosario; devoción que la Iglesia Universal celebra desde el siglo XVI cuando el Papa San Pío V instaura esta fiesta en honor a la Virgen María bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, hecho que se fundamenta en la leyenda que relata la aparición de la Imagen de la Virgen a Santo Domingo de Guzmán en 1208 con un Rosario en sus manos.
Esta celebración en Andacollo, encuentra sus fundamentos en la denominación de la Patrona del Pueblo dada a la primitiva imagen, como hemos dicho, misteriosamente desaparecida, que la Iglesia de la época recomendaba a todo lugar donde no hubiera advocación alguna. Pues bien, con la bendición de la Nueva Imagen traída de Lima, Perú en 1676, queda definitivamente consagrado el primer domingo más cercano al 7 de octubre como la gran fiesta en honor a la Virgen de Nuestra Señora del Rosario de Andacollo.
La Fiesta Chica, es una celebración de carácter más bien local, aunque cada vez suben a la montaña de Andacollo, más de 50.000 personas, entre peregrinos, comerciantes y bailes religiosos, que le dan el marco a la celebración religiosa, transformándolas en una de las manifestaciones más importantes de piedad popular en la región y en el país.
El pueblo se viste de fiesta a partir de la novena; nueve días consagrados a la preparación de la solemnidad de la Patrona del Rosario, en que el Santuario convoca a la comunidad al rezo del Rosario, la reflexión y la plegaria, a eso de la hora del atardecer, o como se le llamaba antiguamente, a la hora de la oración. Un Sacerdote de la comunidad Claretiana, venido especialmente para la ocasión, es el encargado de la predica diaria, una verdadera catequesis de las virtudes cristianas desarrolladas con gran elocuencia y de rica oratoria. El último día de novena es el sábado, luego viene la procesión del traslado, en que la Imagen elegantemente vestida para la ocasión, y con joyas enteramente de plata, aros, corona, rosario y bastón, es llevada en andas, por promeseros hijos de Andacollo, hasta la Iglesia Grande o Basílica, mientras miles de andacollinos acompañan con emoción el recorrido por la plaza del pueblo y los bailes religiosos locales, presididos por el Baile Chino de Barrera Nº 1, el más antiguo que se tenga memoria, y los que han llegado en el transcurso del día de localidades y ciudades cercanas, danzan al compás de sus flautas y tambores. Es el comienzo de la fiesta chica, la fiesta del pueblo, también conocida en el lenguaje popular andacollino, como la Pascua Chica, en relación a la fiesta de diciembre conocida como la Pascua Grande.
El día domingo amanece más temprano en Andacollo. Con las primeras horas de la mañana, son cientos los peregrinos que luego de caminar toda la noche por senderos y caminos, entre cerros y quebradas, llegan al Santuario, para celebrar la fiesta de la Reina de la Montaña. Así mismo, otros cientos llegan en diferentes medios de transporte a cumplir con las promesas que los llevan a las tierras de Anta Colla. Mientras con la salida del sol, se escuchan las flautas y tambores de los bailes religiosos, los que, con sus sones y coloridos vestidos, darán vida a la fiesta de la Virgen del Rosario de Andacollo. Unos y otros consagrarán con su presencia la historia y la tradición que nos hablan de esta centenaria celebración en honor a la Milagrosa y Venerada Imagen de la Virgen, llena de expresiones de auténtica fe de nuestro pueblo y de los miles de devotos que acuden a su Santuario.
Durante la mañana se ofician los actos litúrgicos en el interior de la Iglesia Chica, y solo la Misa principal, oficiada por el Arzobispo de la Arquidiócesis de La Serena, que pertenece la Parroquia de Andacollo, es celebrada al interior de la Basílica a eso de las 11 horas con la presencia de todos los bailes religiosos presentes, de las autoridades locales y cientos de fieles y peregrinos que copan las naves de la Iglesia Nueva. Concluido el oficio religioso de la Misa, la Imagen es llevada al atrio del templo, donde recibe la veneración y el saludo de los bailes religiosos, los que sin cesar, expresan a través de la danza, el canto y la recitación, las motivaciones de sus promesas.
Por la tarde tiene lugar la solemne procesión en torno a la plaza del pueblo, la que culmina en las puertas de la Iglesia Chica, y antes de ser introducida nuevamente en el lugar que permanecerá hasta salir nuevamente en diciembre, la emoción se apodera de los fieles cuando se produce un silencio total y se entona el Himno Nacional y luego el Himno del Pueblo de Andacollo acompañados por los acordes de la banda municipal Humberto Escalante Santander, para concluir con los pañuelos en alto despidiendo la Imagen de la Virgen que es llevada a su sitial habitual en el interior de la Iglesia Chica, mientras se escucha el repicar de las campanas y los vivas que brotan espontáneamente de los cientos de devotos y peregrinos entre el ruido ensordecedor de flautas y tambores de los bailes religiosos. Será hasta fin de año, si Dios y tu, nuestra Madre, así lo quieres, es la despedida de los cientos de promeseros. Concluidos los oficios netamente religiosos, la fiesta continúa en la gran feria del comercio, que no cesa de ofrecer sus productos llegando al remate, antes del mediodía del día lunes, en que deben tener desarmados sus puestos comerciales.
La Fiesta Grande
Diciembre y Andacollo vuelve a vestirse de fiesta. Es la gran celebración en honor a la Virgen Patrona del Pueblo y Patrona de los Mineros. Es la Fiesta Grande de la Virgen, también conocida por el pueblo, como La Pascua Grande.
La fecha inicial de la celebración el día 26 de diciembre, se remonta al año 1773, que por iniciativa de uno de dos los mayordomos a cargo de la cofradía del Rosario de aquella época, teniendo en cuenta que en octubre se hacía difícil la peregrinación ya por los fríos que aún se dejaban sentir o por las condiciones económicas desmejoradas a raíz del invierno que recién terminaba. Recomendaron, a la autoridad eclesiástica de entonces, el traslado de la fecha de celebración para el 26 de diciembre,
¨días en que los mineros recibían la paga para celebrar la pascua del Niño Dios, cosa que se verificaba, con frecuencia, no sin grandes desórdenes y profanaciones¨
tal como lo relata el Padre Principio Albás en el libro Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, historia de la Imagen y del Santuario.
Esta fiesta tiene su propia tradición y encanto, son prácticamente cinco días en que más de 300.000 personas, según reportes de prensa, son las que llegan hasta Andacollo durante los días de su realización, que luego, tan pronto cumplen su objetivo, hoy se ve como vuelven a sus lugares de origen, dadas los condiciones de transito de una carretera más expedita, que reúne los estándares de circulación y seguridad. Por lo que la población flotante que se queda en el pueblo durante estos días, es de unas 50.000 personas, las que pernoctan en carpas, en albergues, casas particulares, lugares autorizados y otros especialmente habilitados para la ocasión. Este aspecto es lo que le da un sentido social de generar una comunidad que vive intensamente su sentido de religiosidad, pero también, de un movimiento, especialmente de jóvenes, que encuentran en estas celebraciones, un campo de libre albedrío para sus manifestaciones no siempre acorde con el sentido religioso de la convocatoria. Aún así, la fiesta se desarrolla con gran sentido de apego a la tradición de fe y religiosidad, elementos característicos de la piedad popular.
Vive en la memoria de nuestro pueblo, aquellas fiestas donde llegaban grandes caravanas de Huasos a caballo, los que dejaban sus cabalgaduras en lugares donde los podían alimentar y cuidar. También se recuerdan las romerías venidas del otro lado de la Cordillera, de la Provincia de San Juan, Argentina, las que le daban a la fiesta un elemento costumbrista y de integración. Y cuando estas romerías del otro lado no pudieron venir, surgen los lugares de veneración a nuestra Chinita de Andacollo en diferentes lugares de la Provincia de San Juan, tradición que se manifiesta hasta el día de hoy en esas tierras gauchas y cuyanas.
La organización de la fiesta en sus aspectos religiosos, está reservado para el Rector del Santuario, quien dirige las celebraciones y distribuye en el numeroso contingente de Sacerdotes de la diócesis o de la Comunidad Claretiana, que llegan hasta Andacollo, los servicios pastorales de celebración de Misas, Confesiones, bendiciones de objetos religiosos, etc. Cómo así mismo, será el Cacique General de los bailes Religiosos con los Jefes de Baile y sus equipos de colaboradores, quienes organizarán a las cofradías presentes, en lo que dice relación con los turnos de saludo y despedida frente a la Sagrada Imagen y todas las tareas concernientes al buen desempeño y comportamiento de sus miembros.
Durante los días de fiesta se suceden actos y rituales que se repiten en el tiempo, lo que nos habla de una tradición siempre presente y de un ceremonial propio de estas celebraciones:
1.- El Baile Religioso encargado de encabezar e ir delante de la Imagen en cada procesión, es el Baile Nº 1 de Chinos de Andacollo, el Baile de Barrera, por ser este el más antiguo, que según la tradición data desde 1585 a 1590.- Por lo que por derecho adquirido le corresponde tan alto honor.
2.- Celebración de la Misa Principal a las 11 horas de cada día de fiesta, presidida por el Arzobispo de La Serena, y concelebrada por todos los sacerdotes presentes, con la participación de todos los bailes religiosos y también con la presencia de las autoridades edilicias locales, y miles de peregrinos que copan todas las naves de la Basílica.
3.- Costumbre antigua del Cacique General de los Bailes, junto a los Jefes de los Bailes Religiosos presentes, acompañar al arzobispo en su traslado a la Iglesia Grande desde la Iglesia Chica, para la celebración de la Misa Principal.
4.- Saludo del Cacique General de los Bailes Religiosos a los píes de la Imagen de la Virgen, previo a la celebración de la Misa Principal, expresado en un canto de oración y de plegaria a viva voz que recorre todos los rincones del templo; es un momento de profundo sentir de emociones, toda vez que ese canto y esa plegaria, nos conecta con la historia y la tradición de lo más genuino de la fiesta de la Virgen de Andacollo, como lo son sus bailes religiosos y el Cacique General, sucesor del primer Pichinga.
5.- Saludo a la Imagen de la Virgen en el atrio del templo. Concluida la Misa celebraba por el arzobispo, la imagen es sacada al exterior del Templo, donde frente a la puerta central, recibe los saludos de los Bailes religiosos, los que según por orden de llegada o antigüedad, ateniéndose a un tiempo dado, se presentan frente a la Imagen, desarrollando sus coreografías previamente ensayadas y perfectamente coordinadas y que responden a un estilo que los identifica entre los demás bailes. Este ritual se verifica durante toda la tarde, hasta eso de las 20 horas, en que la Imagen vuelve a ser llevada al interior del Templo. 6.- La Gran Procesión en Honor a la Virgen de Andacollo del día 26 de diciembre, tradición que se guarda en los anales de la Historia, como uno de los actos más elocuentes de la fiesta de la Virgen. Así ha quedado reflejado en innumerables crónicas, como también en la pintura chilena en obras como la de Pedro Subercaseaux o los dibujos del naturalista francés Claudio Gay Mouret de 1836 en su paso por Andacollo.
Los Días de Fiesta
Todo comienza con la novena el día 17 de diciembre; el estruendo de las camaretas o la detonación de tiros de dinamita al interior del parque del Santuario, y también del repique de campanas, las que, en otro tiempo, fueron fundidas y hechas en Andacollo, anuncian el inicio del Novenario. Nueve días de preparación para la gran fiesta; al igual que en octubre, el Santuario convoca a la comunidad a un tiempo de reflexión, de rezo del Rosario, de la predica elocuente y las enseñanzas evangélicas, de la solemnidad con la bendición de la Sagrada Eucaristía en la imponente custodia dorada, del incienso y del canto de los niños de la escuela parroquial. En nuestra memoria vive el recuerdo de las novenas jugando en los jardines de la Plaza, mientras la banda instrumental municipal, ofrecía una retrata musical en el kiosco al final del oficio religioso,
El día 23 de diciembre, después de los actos litúrgicos de la tarde, la Imagen es trasladada desde el interior de la Iglesia Chica al Templo Grande, donde permanecerá durante todos los días de fiesta, hasta que el día 27 de diciembre vuelva a ser llevada nuevamente a la Iglesia Chica, lugar que permanece durante todo el año presidiendo los actos litúrgicos habituales de la Iglesia Local. Para estas solemnidades, la imagen es vestida con atuendos bordados en hilo de oro, además, su corona, bastón, rosario, aros y joyas en general, son de oro puro, donativos del pueblo de Andacollo, sus fieles devotos, peregrinos y promeseros.
Durante los días de fiesta, la Sagrada Imagen de la Virgen recibe el saludo y luego la despedida de los bailes religiosos, también de miles de peregrinos y devotos que llegan al Santuario a ofrecer sus oraciones, a pagar sus mandas, a presentar sus gratitudes, a invocar sus ruegos y plegarias, o simplemente para estar junto a la Imagen con las velas encendidas en sus manos.
En este ambiente de fiesta, amanece el día 24, y desde muy temprano comienzan a escucharse a lo lejos los bombos y cajas que anuncian la llegada de los diferentes Bailes Religiosos, los que rápidamente se trasladan al interior de la Iglesia Grande para celebrar la llamada Misa de los Bailes. Mientras que, por el camino de acceso principal, después de caminar toda la noche, llegan los primeros romeros, con el cansancio de la larga jornada, pero con la alegría de llegar al Santuario. Las decenas de vehículos que a esa misma hora arriban y los que han llegado en horas de la madrugada, van transformando el paisaje del pueblo. Es el día en que se presentan ante la Imagen, en el atrio de la Iglesia Grande, los Bailes de Instrumentos Gruesos, esto es, aquellos que portan y se acompañan de bombos, cajas, instrumentos de bronces y otros. A este grupo pertenecen los que visten a la usanza de los aborígenes norteamericanos, siux, pieles rojas, apaches, también los llamados morenos, gitanos, etc.
Por la noche se desarrolla la celebración de la Misa de Navidad, también conocida como Misa del Gallo, es un momento solemne, lleno de emociones, los ojos de cientos de andacollinos y miles de peregrinos, brillan a la luz de las velas. Y las voces del coro de niños de la Escuela Parroquial, brota como una alabanza. Recordamos aquellas celebraciones en los tiempos cuando se cantaba desde lo alto del coro en la parte superior de la entrada del Templo, con el acompañamiento del armonio a cuerda; todo un desafío era subir las escalas de caracol.
Para el amanecer del día de Navidad, el paisaje del pueblo es totalmente diferente a la fisonomía habitual, son cientos de vehículos, de todo tipo, los que copan cada espacio disponible como estacionamiento. Así mismo, por el camino de entrada al pueblo, el flujo de Promeseros y vehículos es mayor. Mientras que, en el entorno de la Iglesia Grande, son cientos los que descansan y duermen envueltos en frazadas o al interior de sacos de dormir. Ya han llegado la totalidad de los Bailes Religiosos, los que, desde las primeras horas de la mañana a la noche, danzan sin cesar. El comercio está en pleno desempeño, ofreciendo todo tipo de mercaderías en una larga feria apostada en la calle principal, y también en las aledañas, distantes a unas dos cuadras de la Plaza y de las Iglesias, como una manera de favorecer el libre transito en la zona de mayor concentración de personas. Recordemos que en tiempos pasados, el comercio solo era en la calle principal, tanto en el acceso norte, hoy despejado para la llegada de los peregrinos, como hacia el sur de la Plaza, comenzando los puestos, como así se les denominaba, desde la calle Quiteria Varas, hasta un poco antes de la calle del Río, casi donde termina el pueblo. La calle de la costanera o la quebrada, como era conocida, hoy Avenida Beltrán Amenábar, era el lugar de transito para los vehículos motorizados que regresaban a los lugares de origen, después que se les diera la orden de partida en el turno de bajada; el camino hacia Andacollo hasta fines de la década de 1980 y comienzo de 1990, era un camino angosto, de tierra, de curvas peligrosas; donde los vehículos pesados y los buses, debían hacer difíciles maniobras para sortear la serpeante cuesta que se empina a 1100 metros de altitud sobre el mar. Por lo que la subida hacia Andacollo en tiempos de fiesta, era regulada por la autoridad, en turnos de subida y bajada, hecho que resultaba interesante, toda vez que los pasajeros podían recorrer la feria comercial después de cumplir sus obligaciones religiosas antes de abordar el camino de regreso.
El día 25 de diciembre, día de Navidad, luego de la Misa Principal en la Iglesia Grande, celebrada por el Arzobispo de La Serena, es el turno de presentación ante la Imagen de la Virgen en el atrio del Templo Nuevo, de los Bailes Turbantes y Danzantes, expresiones dancísticas que se acompañan de guitarra, acordeón, triángulos, pequeños tambores y pitos y que datan de 1752 y 1798 respectivamente, según los estudios y crónicas que nos hablan de la historia e identidad de nuestro pueblo de Andacollo.
Por la noche del día 25, en los últimos años, se ha consolidado la Vigilia de la Gran Fiesta de la Virgen del Rosario de Andacollo, con un espectáculo artístico, cultural en los amplios espacios de corte religioso, con fuegos artificiales Para el día 26, día de la Virgen de Andacollo, está reservado el saludo de los Bailes Chinos, expresión más antigua que se conozca, los que se acompañan de flautas y pequeños tambores.