Tradición Chilena
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Identidad Minera

Hombre Pirquinero

Uno de los pilares que fundamentan la identidad de nuestro pueblo es sin duda, la minería. Si bien no conocemos los orígenes de nuestro pueblo y sus comienzos hunden sus raíces en las ¨noches de los tiempos¨ en palabras del Padre Principio Albás, misionero Claretiano, quien nos legara el maravilloso libro Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, bien sabemos, por los anales de la historia, que las primeras actividades mineras se sitúan entre los años 1440 y 1460. Con la incursión del Inca Túpac Yupanqui a las tierras del sur llamadas de Aconcagua, en la mitad del siglo XV, se comienza a desarrollar la explotación del oro en los territorios conquistados con un sentido puramente de ofrenda ritual; dominios que se extendían hasta más allá de lo que hoy es la Región Metropolitana de Santiago, pero que se encontraban con la resistencia permanente de las tribus mapuches, aún así lograron los objetivos de extraer oro en los más diversos lugares conquistados.

Los emisarios del Inca no tardaron en llegar a las montañas de Anta-Colla, por los que se desprenden, fueron ellos los primeros que lavaron oro en las tierras de Andacollo y que llevaban como ofrenda al Inca su Rey. De esta labor aurífera, es justamente que proviene el nombre de Andacollo, palabra de raíz quechua compuesta ANTA, que significa Oro, Cobre, Metal y COYA, Reina, Emperatriz, lo que da lugar para algunos investigadores de la lengua Aymara, decir que Andacollo significaría ORO DE LA REINA. También se concluye que el termino COLLO significaría MONTON, quedando el significado de MONTÓN DE ORO O MONTÓN DE METAL.

En relación a la labor aurífera, como dato ilustrativo, consta por los estudios y las investigaciones, que en tiempos de los Incas, el trabajo se llevaba en forma diferente a lo que fue el accionar español más tarde; mientras que los Incas acarreaban el material a los sitios donde había agua y allí, lo lavaban para extraer el oro, los españoles, en cambio, llevaban el agua donde se encontraba el material y lo lavaban para extraer el oro. Claro, con la salvedad, como hemos dicho, que para los Incas, el oro era un elemento constitutivo y propio para el ritual, mientras que para los españoles, el oro era un elemento mercantil.

Un hecho desgraciado marca la historia del oro que llegaba del sur al tesoro del Imperio Inca. Hecho prisionero en el Cuzco el Inca Atahualpa, nieto de Tupac Yupanqui, por Francisco Pizarro, este le propuso que llenara el lugar de cautiverio con oro hasta la marca que señaló con su espada y así lograría la libertad. El Inca Atahualpa cumplió, no así Pizarro, quien mató traicioneramente al jefe Inca.
Este hecho motivó la inquietud en Diego de Almagro de adentrarse en las tierras del sur en búsqueda de aquel tesoro que nunca encontró, sino solo hostilidades, por lo que decidió volver de regreso al Perú, luego del fracaso y la desilusión. Sin embargo, las crónicas dan cuenta que en estos tiempos de la expedición de Almagro, Andacollo y uno o más lavaderos menores, producían abundante oro, lo que hace pensar que Andacollo era el principal proveedor para el tesoro Inca.

Luego en 1541 fue el turno de Pedro de Valdivia, que con mejor suerte, logra establecer dominios en estas tierras del sur a pesar de la fuerte resistencia mapuche. En relación a la explotación minera, los españoles descubrieron y trabajaron muchos yacimientos auríferos de los alrededores de Santiago, al interior de lo que hoy es la región de Valparaíso, y de algunos otros más al sur. Durante la segunda mitad del siglo XVI, la producción de Oro de Chile fue la más grande que ha tenido su historia. La producción de oro de Andacollo recién se viene a dar a conocer a fines del siglo XVI y comienzos del siglo XVII, cuando los yacimientos y terrenos de los alrededores de Santiago, que todavía tenían los españoles, estaban prácticamente agotados, por lo cual la montaña de Andacollo y su oro fue importante en la economía nacional. El Historiador Benjamín Vicuña Mackenna, en su libro ¨La edad del oro en Chile, editado por primera vez en 1881dice al respecto: ¨La Serena , a su turno, no debió su antigua prosperidad ni a Arqueros ni a Tamaya, que todo esto es comparativamente fortuna de ayer, sino a Andacollo, mineral inagotable de riquísimo oro¨ y continua diciendo: ¨El descubrimiento de Andacollo y su explotación es lo único que mantenía la vitalidad económica del reino durante el siglo XVII, Andacollo es la Casa de Moneda de Chile y su oro es el único tipo de transacción¨ luego leemos: …Y, sin embargo de todo esto, en el largo y penoso curso del siglo XVII existió una mina de oro, una sola mina de copiosa riqueza, y que por sí sola, a nuestro juicio, sostuvo a todo el reino, impidiendo con su provisión constante un verdadero cataclismo . Esa mina fue la famosa de Andacollo…¨

Más tarde, durante los siglos XVIII y XIX, la explotación del oro estuvo centrada en los lavaderos gracias los abundantes años lluviosos, donde los naturales lavaban y volvían a lavar las tierras una y otra vez. Es durante el siglo XIX, que surge una nueva fuente de explotación minera para Andacollo, el cobre. Los depósitos del metal rojo descubiertos por los buscadores de oro fueron explotados empleando las técnicas de los lavaderos de oro, concentrando el mineral de baja ley en bateas para luego procesarlo con métodos hasta entonces precarios.

Nos adentramos al siglo XX, período de nuevas turbulencias económicas para el país, donde Andacollo surge como un nuevo escenario para el desarrollo y la explotación del oro. Entre los años 1930 y 1945, fue cuando nuestro pueblo tuvo un nuevo resurgimiento aurífero y por segunda vez en la historia de Chile, Andacollo se erige como salvador de la economía nacional. La crisis del salitre, también llamado el oro blanco, y la baja producción de cobre de las minas del norte que perdían su valor, trajeron como consecuencia que miles de trabajadores se vinieran al sur en búsqueda de nuevas y mejores oportunidades. Es así como no tardan en subir a los cerros de Andacollo, atraídos por lo que se comentaba acerca de los lavaderos de oro y de la abundancia del preciado metal. Es por todos sabidos que de una población de no más de 1.000 o 2.000 habitantes, se llega a más de 30.000 almas que pueblan todo espacio disponible y lavan cuanto terreno encuentran a su paso; todavía es posible encontrar vestigios de entonces. El Gobierno consciente de la situación de crisis, no encuentra mejor que aprovechar la situación laboral que ofrece Andacollo y también otras localidades de la región, para lo cual, con la finalidad de apoyar y reglamentar esta actividad, formó la Jefatura de Lavaderos de Oro en 1932, entregándoles chayas, bateas y maritatas para que ejercieran de mejor forma la actividad. El oro extraído era vendido a la Caja de Crédito Minero o bien a particulares. Pero en Andacollo la situación de extralimitó, los lavadores de oro invadieron cuanto terreno encontraron a su paso; en las faldas de los cerros, los cursos de agua, los campos de trigo y alfalfa, los huertos y chacras familiares, en definitiva, cualquier terreno que les fuera propicio. Se cuenta que muchos intentaron cavar túneles para llegar más allá de los cimientos de las iglesias, porque se aseguraba que bajo los templos se encontraba oro en abundancia. De esta época es la construcción de la Población Obrera 25 de Octubre, con una identidad arquitectónica que viene justamente de las vivencias de las salitreras.

La segunda mitad del siglo XX nos trae, una vez concluida la llamada fiebre del oro, un nuevo desarrollo minero para Andacollo, junto a la explotación del oro a través de minas, surge la explotación del cobre a través de yacimientos a tajo abierto, tal como la Mina Hermosa, principalmente, que concentró el mayor número de trabajadores, y otras pequeñas empresas, las que aprovecharon la tecnología y el avance de nuevos métodos, como el trapiche, para la obtención del oro y el cobre; en los años 1970 y siguientes se cuentan 52 planteles de molienda funcionando, hasta que llegaron las transnacionales que hoy llevan adelante los proyectos mineros de la Compañía Carmen en explotación del cobre y de la Compañía Dayton en explotación del oro, aún así, cada mañana o cada atardecer, nos encontramos por los caminos de Andacollo con más de algún pirquinero que busca en solitario el sustento familiar.

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